Hoy ha sido un día muy triste, pero ha tenido su punto alegre.
Triste porque hoy me he despedido de vosotros, un grupo de personas de muchísimo valor, y que difícilmente volveré a ver, al menos en las mismas circunstancias. Triste porque se acaba un año disfrutando de vuestras preguntas, de vuestra curiosidad y vuestra sanísima manía de cuestionaros todo, que a veces (sin desearlo en el fondo) tenía que aplacar para que nos diera tiempo a terminar la clase. Un año también en el que he disfrutado del reto de hacer que sintáis curiosidad por el mundo que nos rodea, por cuestiones que a lo mejor nunca os habíais preguntado. También se acaba un año de intentar el difícil y bonito reto de ser útil no sólo en el plano académico, sino en el plano más cercano, ese que los profesores somos reticentes a acercarnos, porque no somos amigos ni familia, pero en el que intentamos poner nuestro grano de arena. Espero que no lo haya hecho muy mal, y sobretodo espero que lo que haya hecho bien no sea fruto exclusivamente de estar empezando y que sea así muchos años. Ha sido un día triste porque además no he sabido muy bien como despedirme de vosotros; un año viéndonos a diario se termina de repente un día cualquiera… es un poco desconcertante.
Pero también pienso que es un día alegre. Porque este tipo de días no se olvidan. Y con las cosas que se oyen sobre el mundo del profesorado, recordar un día como hoy no puede ser más motivador. Por muy mal que puedan estar las cosas, hay estudiantes, como vosotros, que son responsables, educados, que aprecian el trabajo del profesor, que trabajan duro, que se preocupan por los estudios y por sus compañeros, y que no dudan en mostrar su cariño a los que le rodean, aunque los que le rodean no hagan más que cumplir con su trabajo. Por todo esto, he llegado a mi casa triste pero alegre. Muchas gracias a toda la clase. Os echaré de menos.
PD: espero veros por el blog!